«También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. Aquel día no me preguntaréis nada»
(Juan 16, 22-23)
Pongámonos en situación. Tras su trágica y dolorosa muerte en la cruz Jesucristo resucita triunfante al tercer día ¿os podéis imaginar el gozo y la alegría que debieron sentir sus discípulos y su Santa Madre? ¡Debió ser increíble!
Pero ahora el Señor anuncia su partida para reunirse con el Padre, lo que seguramente debió entristecer de nuevo a sus discípulos y la Virgen María. Pero al mismo tiempo Jesús está recordando que este lamento y esta tristeza se convertirán en alegría y gozo ya que a través de su Espíritu Santo siempre permanecerá entre nosotros hasta que volvamos a verlo de nuevo. Y es que no debemos perder la esperanza, Cristo regresará. Pidámosle la gracia de darnos mayor confianza en su palabra, y así esperarle con alegría.
Debemos recordar que todo camino existen penurias, dolor, contratiempos, fatiga, etc, pero que al final la recompensa que nos espera es la prometida felicidad eterna y entonces es cuando entenderemos lo de: «Vuestra alegría nadie os la podrá quitar» (Jn 16, 23).
foto: Garon Piceli
BIBLIOGRAFÍA:
Sagrada Biblia: Universidad de Navarra